El Betis destituye a Pepe Mel y coloca a Juan Carlos Garrido como nuevo entrenador

Los resultados dicen que el Real Betis es el peor equipo de Primera División hasta la fecha, la jornada número 15, con sólo 10 puntos. Por eso, Pepe Mel es el primer entrenador despedido esta temporada en la Liga BBVA. Tras una reunión del consejo de administración con el cuerpo técnico al completo, la cúpula de mando decidía despedir al entrenador y también a sus asistentes, Roberto Ríos y David Gómez.

Mandan los resultados, porque si fuera por otros motivos, Mel no hubiera sido cesado. El que ha sido entrenador bético durante los últimos tres años, tiempo en el que Betis regresó a la Primera División y clasificó de nuevo para jugar competición europea, es ahora mismo el mejor técnico para el Betis, o al menos eso es lo que piensa su afición que en su mayoría consideran que se están equivocando con esta decisión.

Más bien, los mismos que despiden a Mel son, según la afición, los culpables de la situación del Betis, en especial Stosic. Él es el que ha confeccionado esta plantilla con muchos retoques y muchas caras nuevas que no funciona, con fichajes que o bien no dan el nivel o bien no tienen ganas o actitud de demostrar que valen para el Betis, y con bajas, como la de Rubén Castro durante muchas jornadas, que han condicionado el juego del equipo.

Pero como siempre, la cadena se rompe por el eslabón más débil, y ese es el cuerpo técnico. Sale mucho más rentable despedir a un entrenador que a toda una plantilla, sale más rentable traer un nuevo técnico y rezar para que éste enderece el rumbo. En definitiva, que Mel se va y que Stosic se pone en las manos de Garrido. De este movimiento no sólo depende el Betis, sino también la evaluación final de esta decisión y el futuro del serbio.

Y es que la afición está que trina con el secretario técnico, haciendo notar su enfado una vez más con pintadas de apoyo a Mel y en contra de Stosic. Difícil empresa pues la que se le viene a Juan Carlos Garrido, el ex del Villarreal y del Brujas, que se embarca en una barcaza en medio de una tormenta. Y encima, por el momento, no se le presupone mucho carácter como para tomar el timón y enderezar el rumbo de un Betis que camina derechito hacia la Segunda División.

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