Marco Pantani, ocho años de la muerte de El Pirata
Rímini, año 2004, en un habitación de LeRose, un hotel de esta localidad costera del norte de Italia, hallan muerto a Marco Pantani. De eso hace ya ocho años y desde entonces, cada 14 de febrero el mundo del ciclismo aparca el Día de los Enamorados y se pone de luto para recordar al que está considerado como el mejor escalador de todos los tiempos.
Pese a que sobre la carrera de Pantani, a pesar de no dar nunca un resultado positivo, pesará siempre la sombra del dopaje, como al igual que a todos los campeones de la década de los 90, costumbre desgraciadamente asentada y aceptada, no cabe duda que en cuanto la carretera se empinaba muchos no hemos visto y probablemente no veremos otro igual que El Pirata.
Ganador del Giro de Italia y del Tour de Francia de 1998, ambos de manera incontestable y dando espectáculo como él sólo sabía hacer, el declive de Pantani y su muerte ciclista llega un año después, cuando es expulsado del Giro de Italia por presentar unos valores anómalos de hematocrito. Fue precisamente a raíz de eso cuando Pantani conocería la cocaína y entraría en el mundo de la droga. Machacado por la prensa y exigido por la afición, Pantani, un hombre débil mentalmente y al que le quedaba grande todo lo que se venía encima no pudo encontrar peor refugio que las drogas.
A pesar de que siguió compitiendo durante los años siguientes, El Pirata se había convertido en un adicto a la cocaína, la droga que causó su muerto aquel 14 de febrero de 2004. Porque Pantani no se suicidó por depresión, como se dijo en un primer momento, ni tampoco murió a causa de haberse dopado como incluso aún se especula, Pantani murió como otros muchos adictos a la droga lo hacen, de sobredosis.
Pero nos vamos a quedar con el Pantani ciclista, aquel Pantani que llegó a poner de acuerdo y unir a todo un país en su apoyo, y que se convirtió en el deportista más seguido de Italia, por encima incluso de los futbolistas. Aquel Pantani que coleccionaba tiffosis por todo el mundo y que se paseaba por el Galibier, por Alpe d’Huez, el Mont Ventoux o el Mortirolo, dando caza a rivales y dejándolos atrás uno a uno.
Y ese Pantani es el que se recuerda en foros y redes sociales, ese Pantani es el que recordamos a través de los vídeos de YouTube. Tener en mente a ese Pirata de apenas 50 kilos con su maillot del Carrera o del Mercatone Uno es el mejor homenaje que podemos hacer al ciclista que ya no está, y olvidarnos de todo aquello oscuro que le rodeó y que le superó.