Mundial de Brasil 2014: Alemania a la final tras infligir una humillación histórica a Brasil
Igual que hacemos nosotros ahora, los futboleros del futuro, de dentro de 30 o 40 años, buscarán los vídeos de partidos antiguos de los Mundiales, y uno de los partidos que seguramente buscarán será la primera semifinal del Mundial de 2014. Revivirán lo que hemos vivido hoy los que hemos visto el partido que se ha jugado en Belo Horizonte, revivirán una noche que quedará marcada para la historia.
Una historia de los Mundiales que no podrá olvidar durante mucho tiempo lo que hoy ha hecho Alemania contra Brasil. Estamos hablando de una selección como Brasil, pentacampeona del mundo, de una selección que jugaba en casa, estamos hablando de unas semifinales de un Mundial … Se han visto grandes goleadas a lo largo de la historia, mayores incluso que un 1-7, pero nunca en este contexto, en una semifinal, en un Brasil – Alemania.
Mientras Brasil se dejaba un día más el alma cantando el himno a capella, a los jugadores que formaban a su lado no les temblaba ni un músculo. Si había un equipo que tenía claro qué hacer cuando la pelota echara a rodar en este Mundial, ese era la Alemania de hoy. Todo lo contrario que la Brasil de Scolari, que iba a pagar con creces el haber «traicionado» sus tradicionales valores.
Las crónicas obviaran lo que pasó en los primeros 11 minutos de partido, pese a que fue el tiempo que estuvo Brasil sobre el terreno de juego. Ahí encajó el gol de Muller, sólo rematando un córner botado por Toni Kroos, y sólo 18 minutos más tarde ya tenía otros cuatro goles más en contra. Eso, en un Mundial, sólo lo habían sufrido anteriormente dos selecciones, Zaire y Haití, y de eso han pasado 40 años.
La humillación comenzó con un gol de Klose, con el que se convertía en máximo goleador de la historia de los Mundiales. La continuó sólo 1 minuto más tarde Kroos con un doblete, en apenas tres minutos de margen entre su primer y segundo gol, y la cerraba Khedira. El madridista y el futuro madridista bailaban entre los jugadores amarillos, que apenas podían ver a sus rivales y apenas podían imaginar qué hacían estos con la pelota.
La segunda mitad comenzó con ocasiones de Brasil que desbarató Neuer, hasta que Alemania volvió a imponer su ritmo. Uno de los que se sumó al campo en la segunda mitad, Schurrle, animó más la fiesta germana con dos nuevos goles. El gol de Oscar para el 1-7, ya en el descuento, no se puede contar siquiera como gol del honor. Después de oír como les pitaban y aplaudían los goles alemanes, la irónica celebración del séptimo gol fue otro mazazo para el orgullo de los que vestían la canarinha, que bastante bien aguantaron, sin perder los nervios y pagar su frustración con el rival como en otras ocasiones sucede.
La página más negra de la historia de la selección de Brasil, desde el Maracanazo, se ha vuelto a escribir en casa. Mientras Brasil llora su derrota más amarga y más humillante, Alemania celebra la clasificación a su octava final mundialista para ir por su cuarto entorchado. De la última, de la que perdieron contra Brasil en 2002, hoy creo que ya casi nadie se acuerda después de lo visto en Belo Horizonte.