El presidente del Real Zaragoza ratifica a José Aurelio Gay como entrenador

El Real Zaragoza no ha comenzado bien el nuevo curso liguero. Los maños ocupan la penúltima posición en la tabla clasificatoria con sólo 3 puntos, logrados en 3 empates, y son uno de los equipos más goleados con 10 goles en contra. Esta situación ha motivado que a su técnico, José Aurelio Gay, ya se le haya puesto en el candelero.

Es más, algunos medios afirmaban de forma tajante el pasado lunes que el entrenador del Real Zaragoza iba a ser destituido fulminantemente ese mismo día, cosa que finalmente no sucedió. Nada más lejos de la realidad, ni el propio Gay sabía nada al respecto ni Agapito Iglesias, presidente del Real Zaragoza, tenía esa intención, como demuestra con sus declaraciones posteriores.

El presidente de la entidad se vio obligado a salir al paso de estos rumores y ratificar en el cargo a su entrenador:

Quiero mandar un mensaje de tranquilidad. No hay ningún problema con Gay ni con su cuerpo técnico. Creemos en él y avalamos su buen hacer. Si, por ejemplo, de aquí a enero la situación del equipo es caótica, tomaremos medidas. Pero hay plantilla suficiente como para sacar esto adelante.

Nada más lejos de la realidad, la situación del Real Zaragoza ya es caótica, y si no pregúntele a cualquier aficionado del club. La mayoría consideran a Agapito Iglesias como el peor dirigente de la historia del club y culpable de un endeudamiento que está alcanzado cotas históricas. Eso, institucionalmente hablando, aunque deportivamente, no se diferencia mucho la situación.

Todavía recuerdo a Enrique Cerezo ratificando en todos los medios a Abel Resino y anunciado su destitución horas más tarde. Es un ejemplo extremo, pero así son los antecedentes. Cuando un presidente sale al paso y ratifica a su técnico, es que algo no va bien, y a las claras está que en Zaragoza las cosas no van como deberían ir desde hace bastante tiempo.

Yo de ser Gay, no dormiría tranquilo y me vería más fuera que dentro después de ver estas declaraciones y después de que buena parte de la afición maña exigiera su dimisión. Con un presidente que no sabe llevar el club, con un entrenador en el punto de mira y con unos jugadores que no responden, las aguas en La Romareda bajan muy turbias.

Vía | El Periódico de Aragón

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