Simeone, confirmado por el Atlético de Madrid, ¿es el entrenador que necesita el equipo?

Cree en el proyecto, está capacitado, conoce el club … Estas son palabras de Caminero sobre Simeone, del director deportivo sobre el nuevo entrenador del Atlético de Madrid, pese a que su relación, hasta donde teníamos entendido, no era precisamente lo que decíamos buena. En fin, líos aparte, nosotros nos preguntamos si es el Cholo la solución a los males del Atlético de Madrid.

Hay una cosa que está clara, y es que lo haga bien o lo haga mal, más tarde o más temprano Diego Pablo Simeone correrá la misma suerte que el resto de entrenadores de la era Gil en el equipo rojiblanco. Solo hay que remitirse a la estadística, a la demoledora estadística, y es que en 25 años con esta familia al frente del club, han pasado la friolera de 49 entrenadores, algunos incluso repitiendo.

A esto hay que añadir que el Cholo Simeone no es un hombre que se asiente rápidamente. Su debut como entrenador se produjo a finales de 2005 y desde entonces, en apenas seis años, ha pasado por 5 equipos. De esos cinco equipos, el entrenador argentino ha dejado a cuatro en la estacada, dimitiendo de Racing de Avellaneda, de River Plate, de Estudiantes de La Plata y del Catania en su única aventura europea.

Como ven, y sólo con los números en la mano, resulta difícil creer que Simeone aguante en el Atlético de Madrid todo lo que tiene firmado, o sea, el resto de la temporada y la siguiente. Hará mejor o peor su trabajo, y eso sólo con el tiempo lo sabremos, pero en un principio, no es el técnico estable ni serio que necesita el club, claro que sí es el hombre mediático con el que agradar a la afición y alejar así los gritos de protesta del palco hacia otros lugares.

Con Simenone ya confirmado al frente del club, está por confirmar la marcha de Caminero de la secretaría técnica y de los hombres que él contrató para ayudar al ya destituido Gregorio Manzano, sus ex-compañeros Vizcaíno y Rubén Baraja. Y es que el Cholo también trae los suyos, Burrito Ortega y Mono Burgos, para ayudarle en esta difícil empresa.

Se sabía que algún día este ex futbolista argentino, que recién cumplió los 41 años, acabaría entrenando al equipo con el que jugó varias temporadas y por el que lo dio todo. Puro carácter, puro compromiso, ya ha conocido en Argentina la delgada línea que separa el éxito del fracaso, y ahora llega a un equipo donde esa línea es más fina todavía y donde la memoria es muy frágil. A ver como le va.

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