25 años de la famosa carrera de Ben Johnson en Seul
El 24 de septiembre era una fecha marcada en rojo dentro del calendario de los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988. En la capital de Corea del Sur, aquella tarde se iba a celebrar la final de los 100 metros lisos masculina, la prueba reina de la velocidad, y la lista de participantes no podía ser mejor: Ben Johnson, recordman mundial, Calvin Smith, el ex recordman, Carl Lewis, un joven Linford Christie …
A las 4:00 de la madrugada en nuestro país sonaba el pistoletazo de salida y Ben Johnson ganaba con claridad parando el crono en una marca estratosférica: 9’79. Pero tan sólo tres días más tarde, aquella marca sobrehumana, a la que el hombre no llegaría hasta 11 años más tarde, se supo que había sido lograda gracias a la ayuda de esteroides, de sustancias dopantes.
Ben Johnson cayó en desgracia y su intento por lavar su imagen, confesando que había también tomado esteroides antes de aquello, produjo el efecto contrario. Se le anularon todos sus resultados y se vio lógicamente marcado para siempre. A su regreso tras su sanción, todo el mundo comentaba con sorna que aquel Ben Johnson era el que había volado en Seúl porque, como se dice popularmente, iba hasta las trancas.
Sin embargo, igual que hay que señalar que Johnson era culpable también hay que resaltar que en su defensa tenía parte de razón. Nunca se declaró inocente porque no lo era, pero sí que corría en igualdad de condiciones que la mayoría de sus rivales. En aquellos tiempos, aquella información no se tomaba muy en cuenta, pero el paso de los años iba a darle la razón al malo de Ben Johnson.
Por ejemplo, muchos años más tarde se supo que el que se iba a quedar el oro, Carl Lewis, no hubiera ni participado en Seúl si no se hubiera tapado un positivo suyo y de varios atletas por el Comité Olímpico de los Estados Unidos. En aquel control Lewis había dado positivo en tres sustancias prohibidas, pero se ve que funcionaron sus alegaciones y continuó su carrera adelante sin la marca que pesó sobre otros.
Y ni Johnson ni Lewis fueron los únicos de aquella final que, más tarde, se vieron envueltos en casos de dopaje. El más llamativo fue el del británico Linford Christie, el que se quedó la plata de aquella final y cuatro años más tarde ganaba el oro en Barcelona, pero también darían positivo más tarde Desai Williams o Dennis Mitchell. Ya retirado, Ray Stewart, otro finalista, fue apartado de por vida del deporte por hacer de suministrador a los atletas que entrenaba.
El caso es que todos nos acordamos de Johnson, pero la triste realidad es que sólo dos hombres de aquella final de la que hoy hacen 25 años nunca se han visto envueltos en algún asunto turbio, el brasileño Robson Da Silva y el estadounidense Calvin Smith. A propósito de este último, decía y sigue manteniendo que su récord de 9’93 es la última marca limpia de los 100 metros.