Astana es el nuevo objetivo de la justicia francesa
Lo primero que se hace cuando un ciclista español gana un Tour de Francia es dudar de su triunfo, y todo por una de esas leyes no escritas en el deporte que dice que la mayoría de nuestros vecinos franceses no se alegran mucho cuando un deportista español vence en una competición y mucho peor aún si es en su terreno. No hay más que recordar lo mucho que celebraron aquel fatídico Tour de 1996 para Miguel Induraín, o la eliminación de Rafa Nadal en el último Roland Garros.
Ahora la justicia francesa, que sigue con su intención de ser el adalid mundial en la lucha contra el dopaje, la ha tomado con el equipo ciclista Astana porque la gendarmería ha encontrado entre los desechos del pelotón jeringuillas usadas y otros medicamentos sospechosos. Es de suponer que en esos contenedores haya restos de basura de más equipos, pero de momento, el único nombre que han puesto en sospecha es el del equipo kazajo en donde, casualidades de la vida, corre el ganador del último Tour.
Los laboratorios judiciales Toxlab están analizando las pruebas halladas. Según algunos medios deportivos, entre los medicamentos sospechosos hallaron antihipertensores, que utilizarían los ciclistas para prevenir las secuelas que provocan las transfusiones sanguíneas, y también antidepresivos y pastillas para combatir la diabetes. En caso de hallar indicios de dopaje, se iniciaría una investigación para determinar que corredores serían culpables y cuales no.
¿Y cómo se explica que durante los numerosos controles realizados durante el Tour ningún corredor de Astana diera positivo?. Fácil, la Agencia Francesa de Lucha Antidopaje tiene su respuesta: trato de favores. Esta organización denuncia que a los corredores de Astana se les avisaba con antelación de la llegada de los «vampiros» y se les ponía sobre aviso ante los controles sorpresa, bien retrasando los mismos, bien ocultando la localización del equipo para que no los encontraran.
¿Habría pasado lo mismo si en vez de ganar Contador hubiera ganado Armstrong?. Pues probablemente sí, y eso que el norteamericano es toda una institución en el país galo. En Francia aseguran que todo estos favores eran para proteger a Armstrong una vez más. De todos modos, la UCI niega cualquier trato preferencial sobre Astana y el propio equipo kazajo está dispuesto a cooperar con la investigación. Inocentes o no, la justicia francesa vuelve a poner en duda el nombre de corredores y a desprestigiar el nombre del deporte al más mínimo indicio como nos tiene acostumbrados, y a algunos ya cansados.
Vía | El Mundo Deportivo
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