Creer y no creer, Zidane y Sampaoli
El Sevilla puso fin a la racha como invicto del Real Madrid en un encuentro aguerrido y trabajado que acabó remontando el cuadro hispalense. Los de Sampaoli creyeron en todo momento que podían llevarse el encuentro y desde la banda acertó con las sustituciones, algo que le faltó a un Zinedine Zidane que intentó amarrar un partido que en términos globales no merecía ganar.
El técnico argentino dotó de músculo al Sevilla con la alineación inicial saliendo con una línea de 4 defensas e Iborra y N’Zonzi en la medular en busca de trastabillar la creación blanca y robar para salir con potencia a la contra, colocando a Vitolo en banda y Nasri en la mediapunta con Ben Yedder arriba en detrimento de jugadores como Vietto o Sarabia, quizá más técnicos pero menos trabajadores.
Por su parte, Zidane varió drásticamente su esquema en previsión de lo que sería un encuentro enquistado y temeroso de la agresividad ofensiva del Sevilla, y con la baja de Bale y la poca confianza del francés en James, el Madrid colocó una defensa de tres centrales con la inclusión de Nacho y Marcelo y Carvajal como carrileros, aunque la profundidad del brasileño siempre fue mucho mayor que la del dos.
El conjunto local consiguió el control del balón en el comienzo del encuentro con un Madrid que salía a presionar obligando al Sevilla a buscar el desplazamiento en largo por su lado fuerte -el de Vitolo- donde Varane y las ayudas de Ramos impedían cualquier opción.
El cuadro hispalense acabó empujando al Madrid hacia su propia portería a través de la acumulación de efectivos ya que en fase defensiva Modric y Casemiro caían al fondo. Esto además minimizó el daño que podía hacerle el cuadro blanco al Sevilla, ya que ni Cristiano ni Benzema tenían la velocidad suficiente para poder salir a la contra y las incursiones ofensivas eran inocuas ante la superioridad numérica rival.
Los dos equipos se mantenían muy encorsetados y las ocasiones apenas se producían durante la mayor parte del primer tiempo salvo algún tiro lejano y centros laterales fácilmente despejables. Llegando al final del primer tiempo el Sevilla cayó con fuerza sobre el lado del Real Madrid gracias a un N’Zonzi con un recorrido espectacular, a lo que Zidane respondió pidiendo a sus laterales que se estiraran mucho más para conseguir superioridades por banda ya que el centro era intransitable, consiguiendo que los suyos se zafaran del asedio y avisaran a los de Sampaoli.
Vemos en la imagen una muestra de lo explicado, con Marcelo apurando hasta linea de fondo y Carvajal llegando en segunda línea por el otro flanco.
El inicio del segundo tiempo calcó al de la primera mitad con el Sevilla espoleado por su afición aunque en esta ocasión la aparición de ocasiones no tardó mucho en llegar fruto de la pérdida de rigor táctico producida por el cansancio. Los de la capital comenzaron a llegar con claridad pasados los 10 primeros minutos gracias a las incorporaciones de un Modric hiperactivo y un Carvajal muy superior a Escudero y Rami. Fue justo en una incursión del lateral cuando se produjo el penalty que transformaría Ronaldo para adelantar a los suyos.
Con el repliegue del conjunto merengue tras el gol, Sampaoli introdujo a Jovetic y adelantó la posición de Iborra para que el valenciano pisara área con facilidad en busca de superioridades aéreas.
Fruto de la poca confianza en el banquillo o el exceso de ésta en la calidad de los titulares, Zidane no hizo ningún cambio a pesar de que Keylor no paraba de tener más apariciones pasados los minutos. Teniendo en cuenta que el Madrid ya defendía con 5 más Casemiro, la entrada de Morata o Lucas Vázquez habrían obligado al Sevilla a guardar las espaldas por el miedo a contragolpe, algo que con un Benzema a medio gas y un Cristiano lejos de su nivel se convertía en utopía.
Decidió el galo sin embargo dar refresco al centro de mando con la entrada de Kovacic.
Parecía surgirle efecto a Zidane la maniobra de dormir el partido pero en la recta final del encuentro el Sevilla conseguía el empate por medio de un autogol de Ramos y, acostumbrado el conjunto blanco a ser el que asesta ese tipo de golpes y no el que recibe el peso de la épica en contra, el Real cayó sucumbió ante la fe sevillista que llevó a Jovetic a alzarse como héroe en apenas un par de semanas, finalizando la racha de 41 partidos sin conocer la derrota del Real Madrid.
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