El fin de los superbañadores
El famoso bañador Speedo LZR, desarrollado con la colaboración de la NASA, puede tener sus días contados. La polémica abierta por el susodicho traje de baño, con el que Michael Phelps se exhibió en Pekín y con el que se batieron 24 records mundiales, ha llevado a la Federación Internacional de Natación (FINA) a tomar medidas para evitar que la competición se convierta en una lucha de materiales y marcas en lugar de una lucha entre nadadores.
En una reunión celebrada en Dubai, la FINA ha decidido que los bañadores no pueden cubrir ni hombros ni tobillos, deben tener un grosor máximo de un milímetro, ajustarse a la forma del cuerpo sin superponer materiales que den ventajas aerodinámicas y no ayudar a que el cuerpo flote. Tampoco se podrán fabricar bañadores individualizados, y los nadadores sólo podrán usar un traje de baño por competición.
La FINA misma, mediante una comisión de evaluación, se encargará de controlar que las prendas, tanto nuevas como viejas, cumplan la nueva normativa y publicará una lista con los modelos permitidos, que deberán estar en el mercado al menos seis meses antes de que celebren competiciones mundiales u olímpicas. Los fabricantes deberán acogerse desde ya a esta normativa y además, se esperan medidas nuevas para 2010.
Con esta nueva reglamentación, la FINA pretende que «todos compitan en igualdad de condiciones» y evitar las polémicas suscitadas entre las federaciones que usaban el famoso bañador «espacial» y los que no. En otras palabras, devolver la pureza al deporte de la natación.
Vía | El País