España en la Eurocopa: 1980, el regreso a una fase final y el adiós de Kubala
A finales de la década de los setenta, España experimentó grandes cambios a nivel social y también alguno que otro en lo futbolístico. Se dejaba atrás una mala etapa y prueba de ello era la presencia de la selección en el Mundial de 1978, sin hacer un buen papel en Argentina pero al menos presente superando la mítica batalla de Belgrado, y cobrándose venganza de la Yugoslavia que nos dejó fuera del Mundial de 1974.
Para la Eurocopa también supuso tiempo de cambio, pues la UEFA decidió que el de 1980 fuera un torneo con un nuevo fomarto. La fase de clasificación seguiría siendo igual pero en este caso siete equipos se unirían a Italia, ya clasificada al ser el país organizador, en una fase final en la que ya se jugarían grupos y luego eliminatorias. Éste sería ya el formato que se ha mantenido en esencia hasta nuestros días, sólo con el aumento del número de equipos.
El aumento del número de equipos abría una puerta a la esperanza para España, que en el sorteo celebrado en Roma se vio emparejada con Chipre, Rumanía y, de nuevo, Yugoslavia, dentro del Grupo 3. Sólo el primero de cada grupo obtendría billete para Italia y el camino de España comenzó con el encuentro que se presuponía más difícil, el regreso a Belgrado tras lo que ocurrió en 1977, el famoso botellazo a Juanito.
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El malagueño sería protagonista al hacer uno de los goles de la victoria por 1-2. Aquel triunfo sería un buen augurio, pues después vendrían dos más, ante Rumanía por 1-0 y ante Chipre por 5-0. En los siguientes dos encuentros, España empataría en Rumanía, con dos goles de Dani, y sufriría una derrota ante Yugoslavia en Mestalla que complicaba un poco las cosas, pues Yugoslavia se ponía líder y metía presión a España de cara a su último encuentro.
España iba a regresar a una fase final, aunque su paso sería decepcionante
España viajaba a Chipre y con la obligación de ganar, pues con un punto la diferencia de goles hubiera dado la primera plaza a Yugoslavia. Era mucha la presión para el cuadro dirigido por Kubala pero el rival era plausible, y a los 5 minutos ya ganaba España tras gol de Ángel María Villar. Un gol de Santillana antes del descanso daba tranquilidad y aunque Chipre recortó diferencias no hubo sustos e incluso Enrique Saura aumentó la renta.
España volvía a jugar la fase final de la Eurocopa y era una de las selecciones que estrenaba el nuevo formato del torneo. El sorteo emparejó a España contra la anfitriona, y el debut fue esperanzador, porque se conseguía un interesante empate sin goles en San Siro. Pero ya luego ante los otros rivales del grupo, Bélgica e Inglaterra, la cosa sería bien distinta, hasta el punto de suponer un antes y un después.
Ante los Diablos Rojos, España perdía por 2-1, lo que mermaba las opciones de la selección de jugar la final o el partido por el tercer y cuarto puesto. Opciones que se fueron del todo cuando volvió a perder en el tercer y último encuentro, ante los ingleses por 1-2. Con sólo un punto, últimas de grupo y con una enorme sensación de decepción, Ladislao Kubala decidió poner punto y final a su largo periplo como seleccionador.
Los dos primeros de cada grupo, o sea, Alemania Occidental y Bélgica, jugaban directamente la final en Roma, final en la que el conjunto germano recuperaría el cetro perdido cuatro años antes ante la Checolosvaquia de Panenka, que llevó a su selección a la tercera plaza del torneo, también en tanda de penaltis. Con dos goles de Horst Hrubesch, se coronaba una nueva generación de jugadores alemanes, como Schumacher, Stielike, Schuster o Rummenigge.
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