El fútbol español se pone serio ante los violentos
La muerte de un aficionado del Depor en una reyerta entre miembros del Frente Atlético y miembros de Riazor Blues ha puesto sobre la mesa el debate de la violencia en el fútbol español. Ha tenido que ocurrir una gran tragedia para que, finalmente, los organismos que manejan el fútbol en nuestro país, RFEF, LFP y CSD, se pongan serios y acuerden tomar medidas para evitar que vuelvan a producirse episodios como el que se vivió en Madrid.
Tras una serie de reuniones celebradas durante la última semana, estos tres organismos han acordado poner en práctica una serie de medidas con la que, esperan, consigan acabar con la violencia alrededor del fútbol. Las propuestas, una vez se aprueben definitivamente, entrarán en vigor a la mayor brevedad y es que la intención es la de transformar el fútbol en España radicalmente, sin medias tintas.
Los clubes estarán obligados a expulsar a los aficionados violentos de sus gradas
Una de las medidas a tomar por los clubes será la de expulsar a los violentos de sus gradas. Con la colaboración de la Policía, los clubes deberán identificar a personas violentas y evitar su acceso a los terrenos o su asociación al club, como socio o abonado. Por ejemplo, se podría obligar a los clubes a instalar en las zonas «de riesgo» nuevos tornos con sistema de lectura de huellas digitales para identificar a cada individuo.
La LFP creará una serie de nuevas figuras que, en colaboración con la Policía, elaborarán informes evaluando la seguridad de cada estadio y tomando nota de todo lo que ocurre antes, durante y después del partido. La LFP prestará especial atención no sólo a la violencia física, sino también a la violencia verbal, pues la intención es también la de evitar que se oigan cánticos especialmente ofensivos e irrespetuosos desde las gradas.
Los equipos que no cumplan con estas medidas o que no sean capaces de controlar a sus ultras más radicales sufrirán castigos. Las sanciones son variopintas, como por ejemplo el cierre de una grada en particular o del estadio completo, o incluso la pérdida de puntos en la clasificación o hasta el descenso como última medida en clubes que sean reincidentes y que no hayan puesto de su parte por excluir los violentos.
Los clubes que no tomen medidas podrían sufrir castigos como cierres de campo o pérdida de puntos
Hasta en los desplazamientos de las aficiones van a meter mano. La idea es la de obligar a los clubes a que controlen de manera mucho más directa el reparto de entradas y que informen de primera mano sobre el número de aficionados que se desplaza y cómo y cuándo lo hace. A las aficiones que causen problemas, llegado el caso, podría incluso prohibírsele el que viajen para ver su equipo jugar fuera de casa, como ya se da en otros países.
Veremos hasta qué punto son efectivas estas medidas y, de aplicarse, si se hace correctamente y no acaban perjudicando a aficionados que no entran dentro de la categoría de violentos. De momento, y antes de que se aprueben y se pongan en práctica, ya se pueden oír voces críticas desde la prensa, que también se ha llevado su palito, o desde la AFE, con quienes no se ha contado para estas reuniones.
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