La inestabilidad rompe la armonía en el Real Madrid
Si el inversor, si el hombre que ha puesto el dinero o más bien ha avalado con su nombre tal desembolso, no considera un fracaso el caer eliminado en la Champions League, quizá no debiéramos considerarlo nosotros como tal, por mucho que no nos entre en la cabeza que el equipo más caro de la historia del fútbol se queda fuera de octavos de la máxima competición europea, un equipo precisamente construido para ganar la final del Santiago Bernabeu, para hacer olvidar un 2009 de color azulgrana.
No podemos negar que el Real Madrid tiene un gran presidente, un gran entrenador y una grandísima plantilla, por mucho que ahora se esté crucificando a todo el mundo. Entonces, ¿qué falla?. Falla la inestabilidad que genera el entorno y que se cuela dentro de un vestuario y unas oficinas que deberían estar blindadas.
¿Quién provoca esa inestabilidad?. Todos: afición y prensa. Una afición que eligió este modelo deportivo y económico, sólo aceptando sus pros y no sus contras. Una prensa que ha pasado de opinar a exigir y prácticamente mandar, una prensa que manipula y que tan rápidamente te ensalza como te manda a los leones.
¿Qué provoca esa inestabilidad?. Fallos. El vivir siempre en el alambre, en un constante qué dirán y con la obligación de contentar a todo el mundo, de darle al pueblo lo que quiere, provoca la precipitación en la toma de decisiones y aumenta la probabilidad de que se produzcan errores. Y a los hechos me remito, algunos de los fichajes (véase Kaka) no han rendido como se esperaba (sino como lleva haciéndolo en el Milan los dos últimos años), los que se quedaron (Van der Vaart, Gago o Drenthe) no sirven, y los que se han ido (Robben o Snejder) rinden en sus nuevos equipos.
Las seis eliminaciones en la Liga de Campeones en los seis últimos años las han vivido seis entrenadores diferentes, otros tantos presidentes han pasado por el palco y no digamos jugadores que han hecho viaje de ida y vuelta al vestuario. Tanto cambio no responde a lo que una entidad como el Real Madrid representa, una marca de fútbol, un símbolo. No creo que el nuevo proyecto estelar de Florentino fracase, pero sigo pensando que este no es el camino. No, así no es el Real Madrid que yo conocía.
La cara de Iker Casillas tras encajar el gol de Pjanic lo decía todo: «No por favor». Otra vez, la ruleta vuelve a girar, y en esta parada los héroes son villanos y los villanos pasan a ser héroes. El próximo lunes, daremos otra vuelta más.
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