Liga de Campeones: el Barça empata en Stuttgart tras un partido muy complicado

Empate a 1. Un resultado que no parece muy positivo, pero que visto lo visto sobre el césped del Mercedes Benz Arena, casi sabe a gloria. Porque el Barcelona no lo pasó nada bien frente al Stuttgart, un equipo que se dedicó a esperar a los azulgranas, que se adelantó en el marcador y que durante muchos minutos mereció el segundo gol y trajo de cabeza a la zaga azulgrana, sobre todo a un Rafa Márquez que se las vio y se las deseó para frenar a Cacau.

Al igual que el Lyon frente al Real Madrid, el Stuttgart salió al campo bien agazapado y el Barça, sin prisa, tocaba y tocaba sin encontrar hueco para progresar. El paso de los minutos hizo que la posesión del equipo español subiera, pero poco a poco se fue embarrando su juego y la salida del equipo alemán a la contra mejoró. Pogrebnyak aguantaba el balón, y lo distribuía a los mediocentros que buscaban los rápidos desmarques de Cacau. Esa premisa se repetiría muchas veces a lo largo de la primera mitad, sobre todo, tras el tanto del Stuttgart.

Los hombres de Christian Gross se adelantaron en el minuto 26 gracias a un remate de Cacau en el segundo palo tras un centro de Calozzi. A partir de ahí, llegaron los peores minutos del Barça y se sucedieron las ocasiones para los alemanes que además, reclamaron un penalty por manos claras de Piqué dentro del área. El descanso fue un bálsamo para el equipo de Pep, que aún antes de los 45 minutos tendría una clara ocasión en las botas de Messi, que repelió el poste.

La segunda mitad dio de nuevo el balón al Barça y la contra al Stuttgart, pero en esta ocasión, la jugada aislada favoreció al Barcelona. Ibrahimovic necesitó de dos remates para batir a Jens Lehman en el área pequeña, tras una dejada de cabeza de Gerard Piqué. El empate fue lo mejor que le pudo pasar al equipo azulgrana, que acosó un poco más la portería rival y también terminaría reclamando un penalty, también por una mano clara de Molinaro tras un remate de Ibra, previo control con la mano del sueco.

El equipo alemán pagó el generoso esfuerzo físico que le supuso llegar a dominar a todo un Barcelona, y los hombres de Pep podrían haberse aprovechado de la situación, pero el Barça tampoco estaba para muchos trotes y prefirió mantener la posesión, no arriesgar, y evitarse así un susto que terminara emborronando un sufrido empate que para la vuelta en el Camp Nou, al fin y al cabo, tampoco es tan malo.

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