NBA: Anthony Mason fallece a los 48 años
Desde 1973 que ganaron su último título, los Knicks nunca estuvieron tan cerca de volver a ganar otro como en 1994. Ganaron el título de la Conferencia Este con 57 victorias, cifra que no han sido capaces de alcanzar, y en el sexto partido de esas finales ante los Rockets estuvieron a una canasta de celebrar un título que celebrarían los de Houston tras el séptimo encuentro.
En ese equipo, el pívot Patrick Ewing era la estrella, Charles Oakley y John Starks eran los segundos espadas, y Anthony Mason representaba el espíritu del equipo. Porque Mason era ese tipo de jugador por el que nadie daba un duro pero que, al final, logró forjarse una carrera NBA de lo más aseada, a base de esfuerzo y tenacidad.
De hecho, llegar a la NBA le costó mucho a Mason. Fue drafteado en tercera ronda por los Blazers pero no le contrataron, así que se tuvo que buscar la vida fuera de su país antes de conseguir sus primeros contratos en la liga, todos temporales. Hasta que Pat Riley no le reclutó para los New York Knicks no fue hasta que se asentó definitivamente en un equipo.
Los Knicks necesitaban un jugador como Mason, aguerrido, intenso, pura energía. Con el paso del tiempo, demostró que podía ser algo más que eso y que era una alternativa más de ataque. Así es como ganó el premio al mejor sexto hombre, así también es como llegó a ser All Star ya con 34 años, cuando Riley se lo llevó a los Miami Heat tras cuatro años en Charlotte. Se retiraría con 36 años tras dos temporadas en los Bucks.
Sirvan estas líneas como pequeño homenaje a este jugador que ahora nos ha dejado. Con sólo 48 años y apenas semanas después de que se le detectara una enfermedad congénita de corazón, Mason falleció tras un paro cardíaco. La NBA lamenta la pérdida de un jugador que fue representante de ese espíritu de superación que es una de las señas de las que hace gala la liga.
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