NBA: Chandler Parsons, uno de los grandes fiascos del mercado

Los Memphis Grizzlies tiraron este pasado verano la casa por la ventana. Para empezar, porque renovaron a Mike Conley de tal modo que lo convirtieron en el segundo mejor pagado de la liga, y después porque echaron lo que les quedaba para contratar a Chandler Parsons, y no fue poco pues apostaron casi cien millones de dólares en él.

Y la apuesta de momento les ha salido cruz. No es que Parsons fuera una moneda al aire, pues parecía una inversión segura viendo el rendimiento y evolución del jugador que, a sus 28 años, había defendido a los Houston Rockets y a los Dallas Mavericks. Pero Parsons nunca fue un jugador de los que no pisan nunca la enfermería, y este año ese ha sido su hábitat más común.

El como comenzó la temporada, perdiéndose los siete primeros partidos de su equipo, fue una especie de metáfora de lo que iba a suceder después. Las lesiones le han traído de cabeza y, sin continuidad, Parsons cierra su temporada con menos de 40 partidos jugados. Y es que el jugador, que va a percibir 23 millones de dólares por este curso, va a tener que pasar definitivamente por quirófano para solucionar sus problemas con el menisco.

A lo poco que ha jugado hay que añadir el hecho de que no ha sido, ni de lejos, el jugador que se esperaba. En las últimas tres temporadas, Parsons había promediado más de 15 puntos por partido, así que se suponía que iba a ser uno de los principales anotadores de los Grizzlies. Sin embargo, su bagaje es de poco más de 6 puntos por partido con unos porcentajes de tiro tan horribles que dejan a las claras que el alero ha restado más de lo que ha sumado.

Todo esto, inversión y rendimiento, convierten a Parsons en el gran fiasco del mercado de este pasado verano. O en uno de ellos, pues se derrochó dinero a espuertas. Por suerte, los Memphis Grizzlies no han necesitado de su concurso para cumplir con su principal objetivo, ser un equipo de playoffs, y tampoco notarán mucho la ausencia ya definitiva de un jugador cuya presencia en pista, además de escasa, era negativa.

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