Una nueva edad de oro en la historia del tenis
Sin duda, estamos ante el mejor momento del deporte español, con triunfos en fútbol, baloncesto, fórmula 1, motos, ciclismo… pero el hombre del momento en España es Rafa Nadal y quizá sea él quien representa el mejor momento del tenis no sólo español, sino a nivel mundial.
Ha habido varios grandes campeones a lo largo de la historia de este deporte, pero pocas veces han coincidido en un mismo momento tres grandes fenómenos como Federer, Djokovic y el propio Nadal, rodeados además de una pléyade de grandísimos tenistas como serían Murray, Davydenko, Del Potro, Roddick o Tsonga, pero ninguno de ellos llega al nivel de los tres primeros clasificados de la ATP.
Este trío de maestros es, con diferencia, el más regular a la hora de poblar las rondas finales de los grandes torneos y cada vez que se enfrentan el espectáculo es grandioso. Sólo una cualidad supera su talento dentro de un partido, y es su caballerosidad fuera de él. Y es que si por algo deberíamos recordar y poner de ejemplo a estos grandes campeones es por las lecciones de deportividad y humanidad que demuestran cada vez que se dirigen al gran público.
Tres estilos diferentes y tres personalidades distintas. Nadal, el luchador infatigable, siempre humilde e incluso tímido antes las cámaras; Federer, la elegancia y el talento puro, es igual de elegante con una raqueta que con un micrófono en las manos; y Djokovic, todo fuerza y corazón, el más suelto ante la prensa, bromista y divertido. Tres hombres distintos, y tres caballeros, tres ejemplos que encarnan los mejores valores del deporte.
Seguramente sea esto lo que pueda hacer esta época superior a cualquiera precedente. No perdamos la oportunidad de disfrutar de estos fenómenos con una raqueta en las manos, pero sobre todo, no perdamos la ocasión de ensalzar los valores que proclaman y aprendamos de su ejemplo sin descalificar a los rivales de nuestro compatriota como tan a menudo hace la prensa de nuestro país, empeñada en enzarzarse en guerras intestinas contra cualquiera que se enfrente a un español.
Reconozco que, aunque siempre quiero que sea Nadal quien gane, si tiene delante a Federer o a Djokovic me cuesta entristecerme pensando en una victoria de cualquiera de estos dos grandes campeones. Y quizá sea ésta la mejor solución de todas para poder sentarme frente al televisor y disfrutar asombrándome con cada golpe de estos tres genios inigualables del deporte.