Oda a Juan Carlos Navarro
Si a Pau Gasol le hubiera dado por ser médico y no hubiese jugado a baloncesto ahora me vería con plena capacidad para poder afirmar que “Juan Carlos Navarro es el mejor jugador español de toda la historia de nuestro baloncesto”. El escolta blaugrana es noticia en esta semana por su renovación hasta 2015 y por su record de puntos en Euroliga.
Hace unos años hubiera dicho que Navarro es de los mejores españoles porque puede solucionarte un partido en un visto y no visto. Era y es un anotador nato pero le faltaban pequeñas pinceladas para convertirse en una verdadera obra de arte. La capacidad de liderazgo y el saber dirigir a su equipo repartiendo más asistencias que los bases son dos escaleras que le han hecho elevarse hasta lo más alto.
Cuando era pequeño Juan Carlos Navarro no jugaba de titular en la cantera del Barca. Salía casi siempre desde el banquillo. Su apodo de bomba proviene de ahí. Cuando salía de la banca te podía solucionar el partido o explotártelo. Fueron muchos más los beneficios que los perjuicios cuando se prendía la mecha.
A los incrédulos o ilusos desinformados que preguntan ¿y si es tan bueno como que no está en la NBA? Juan Carlos Navarro ha sido siempre fiel a sus colores. Cuando tuvo la curiosidad de marchar a la liga norteamericana lo hizo aun perdiendo dinero. Y no equivocarse, Navarro no volvió a la ACB porque no tuviera ofertas NBA, que las tenía de más de una decena de equipos, si no porque él eligió volver con sus niñas a casa tras ver su curiosidad satisfecha.
Cuando Jiménez dejó la capitanía de la selección española, fue Juan Carlos quien recogió el testigo para hacerse con tal responsabilidad. Los resultados de los últimos campeonatos internacionales han sentenciado su magnífica labor.
Siendo entrenador de baloncesto como soy me niego a dejar que mis jugadores vean algunos gestos de Juan Carlos, empezando por su mecánica-posición de tiro y terminando por sus salidas al borde de las dobles. Me niego porque no son los gestos técnicos adecuados. Ahora, que mis jugadores no puedan sacarle el partido, no quiere decir que él no lo haga a la perfección. Los tiros desequilibrados, las bombas cayéndose, las salidas en velocidad son gestos técnicos que sólo él puede llevar a su máximo esplendor. Juan Carlos Navarro no es un robot cuadriculado y diseñado por los entrenamientos.
La intuición es su mayor virtud. Hay partidos que se puede tirar 20 tiros y otros que se juega siete siendo igual de vital en ambos. Sabe cuando el partido llega a él y sabe cuando tiene que buscar al partido cuando su equipo lo necesita. A sus 31 años no deja de crecer. Ha mejorado como ya he dicho la capacidad para dar asistencias y el ejercer como líder. Pero lo que es mejor aun, no ha bajado en ningún otro aspecto. Lógicamente no es un diez en todo, la defensa sigue siendo su talón de Aquiles.
El mejor jugador en las ligas europeas tiene todavía mucho que demostrar en los próximos años. Como jugador y entrenador de baloncesto que soy me siento identificado con este jugador en todos los aspectos a la par que me siento orgulloso de pertenecer a su mismo país. Sólo puedo decir para terminar esta “oda” que gracias Juan Carlos por hacer más bonito este gran deporte.