Olimpismo: Hoy, hace 20 años, el waterpolo español se bañaba en oro.
Aprovechando el 20 aniversario del oro de Atlanta, vamos a hacer un recorrido por los mejores años del waterpolo español de la mano de su estrella y para muchos el mejor jugador de la historia de este deporte.
Manel Estiarte defendió a la selección de waterpolo en seis Juegos Olímpicos (Moscú, Los Ángeles, Seúl, Barcelona, Atlanta y Sydney) y fue el abanderado de la delegación española en Sydney.
Estiarte fue pieza fundamental de los mejores momentos del waterpolo nacional, haciendo disfrutar, sufrir y emocionarse a millones de seguidores de este deporte, ya fuese en Barcelona 92 cuando se escapó la medalla de oro contra Italia o cuatro años después tomándose la revancha al vencer a Croacia y consiguiendo el dorado junto con una generación para el recuerdo dirigida por Joan Jané, que dos años más tarde también se alzaría con el Campeonato Mundial celebrado en Perth (Australia).
El atacante se estrenó en unos Juegos con 19 años en Moscú, quedándose España a las puertas de las medallas por detrás de Unión Soviética, Yugoslavia y Hungría. Lo mismo ocurrió en Los Ángeles, volviendo a repetir puesto. Pero el punto de inflexión para Manel Estiarte y, sobre todo, para el waterpolo nacional fue Barcelona 92. La selección española llegaba a la cita olímpica como favorita, habiendo conseguido dos medallas de plata consecutivas en 1991, en el Europeo de Atenas y en el Mundial de Perth, perdiendo sendas finales contra Yugoslavia, que no acudiría a Barcelona pues estaba inmersa en plena guerra civil.
España superó la primera fase sin perder ningún partido, solamente cediendo un empate ante Italia, con quien se vería las caras en la final, tras derrotar en semifinales a Estados Unidos (6-4).
Barcelona empujó a la selección española hacia un oro que se acabó escapandoLa gran final fue tan dura como emocionante, y se tuvo que dilucidar tras tres prórrogas. España estuvo cerca de llevarse el oro, sobre todo, cuando Manel Estiarte adelantaba a España cuando restaban 41 segundos para el final de la segunda prórroga, transformando un penalti, pero en el último suspiro, Ferretti devolvía las tablas al marcador.
La tercera prórroga fue definitiva, haciéndose con la victoria el combinado italiano por 9-8. Estiarte fue máximo goleador de la competición (como ya lo había sido en Moscú y Seúl) y pese a lo doloroso de la derrota, la lección estaba aprendida para la siguiente cita olímpica.
Cuatro años después llegaban los Juegos de Atlanta, en los que España aspiraba a sacarse una espina que todavía estaba clavada. Si la fase de grupos de Barcelona había sido un paseo militar, esta estuvo lejos de serlo, acabando terceros con dos derrotas, una ante Yugoslavia y otra ante Hungría.
En cuartos de final España venció a Estados Unidos por 5-4 y en ‘semis’ a Hungría por 7-6, por lo que en la final se encontraría con Croacia, que venía de vencer a la vigente campeona por idéntico resultado.
La gloria esperaba en la piscina del Georgia Tech Aquatic Centre, pero el encuentro no empezó bien, y en los dos primeros cuartos, el combinado nacional no se encontró cómodo y únicamente Jesús Rollán consiguió estar a la altura y que se llegara al descanso aún con opciones, ya que el ataque estaba siendo un auténtico desastre, solo logrando un gol Manel Estiarte. Los croatas se iban a los vestuarios con un 1-3 a su favor.
Con una espectaular reacción, España convirtió el sueño del oro olímpico en realidadTodo cambió con la vuelta a la piscina, España dejó en el vestuario el miedo a un nuevo fracaso y empezó a desarrollar su mejor juego. Miki Oca, Estiarte sumando otros dos goles y Jordi Sans daban la vuelta al marcador y a falta de un minuto la selección estaba un gol por delante (5-4), pero en el último suspiro, Croacia empataba y nuevamente el ansiado oro se iba a decidir en la prórroga.
Pero esta vez no se podía escapar, la inercia de la segunda parte se trasladó al tiempo extra, en el que no se dio ninguna opción al combinado croata, y primero Pedro García y después Chiqui Sans ponían el 7-5 en el marcador y el oro en el cuello de nuestros olímpicos. Se hizo esperar pero el sueño se cumplió.
En la recta final de su carrera y habiendo sido nombrado mejor jugador del mundo en 7 ocasiones consecutivas, de 1986 a 1992, a Manel Estiarte se le concedió el privilegio de ser abanderado español en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Sydney.
En Australia se volvió a repetir la “medalla de chocolate” después de caer en semifinales con Rusia y ante Yugoslavia en el partido contra el bronce. Tras los Juegos, Estiarte dejaba las piscinas, después de una exitosa carrera con, ni más ni menos que, 580 internacionalidades en 23 años.
FUENTES:
www.biwpa.com
www.mundodeportivo.com
www.waterpolomadrid.com
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