Peter Sagan y la rabia de acabar con una sequía
Peter Sagan es un ciclista acostumbrado a ganar. Desde que aterrizó en el ciclismo de primer nivel de la mano del Liquigas, allá por el año 2010, no ha habido temporada en la que no haya conseguido victorias importantes en pruebas de la máxima categoría. Sin ir más lejos, el año pasado consiguió siete victorias, entre ellas el maillot verde a la regularidad del Tour, el tercero consecutivo.
Y sin embargo, Sagan tenía algo dentro de sí porque llevaba mucho tiempo sin ganar, quizás precisamente por aquello de que no estaba acostumbrado a esa situación. Ese maillot verde en el Tour lo consiguió sin ganar una etapa, así que su última victoria se remontaba al Campeonato Nacional de Eslovaquia, celebrado a principios del mes de junio de 2014.
Desde entonces, Sagan no había ganado nada, una sequía que se alargaba mes a mes. A la falta de costumbre, se unía que el muchas veces se quedaba en la segunda posición (más de una decena de veces) y también el cambio de equipo, su fichaje por la escuadra Tinkoff – Saxo que resultó ser el movimiento más sonado del mercado. La presión para el ciclista de tan sólo 25 años empezaba a acumularse.
Así que, con razón, Sagan gritó de rabia y gesticuló exacerbadamente cuando rompió esa sequía el pasado lunes 16 de marzo en la sexta etapa de la Tirreno – Adriático 2015, carrera que finalmente iba a ganar Nairo Quintana. Tras un día de perros, con mucho frío y mucha lluvia, llegó una victoria que quizá no sea la más sonada ni ante los rivales más fuertes, pero que liberó completamente al eslovaco.
Con ese peso quitado de encima, Sagan afrontará sus grandes objetivos para esta temporada: la Milán – San Remo, el Tour de Flandes y la París – Roubaix. No sabemos como llegará a esas carreras, esperemos que mejor que a la Strade Bianche, pero aún así seguirá siendo favorito y por tanto uno de los corredores a vigilar. Lo que esperamos es que, tras romper la sequía, vuelva a ser más él y no ese ciclista apagado de estos meses.
Vía | Gazzetta
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