El Real Madrid destituye a Toril como entrenador del filial

El nombre de Alberto Toril saltó con fuerza a la palestra de los medios cuando Jose Mourinho comenzó una guerra dialéctica con él por cómo hacía las cosas con el filial. Como se acostumbra últimamente en dichos medios, una polémica innecesaria y que poco tenía que ver con el fútbol ganaba enteros antes que lo bien que estaba haciendo las cosas Toril en el filial del Real Madrid, al que ascendió desde el C en enero de 2011.

Toril cambió la imagen de aquel equipo al que llegó, firmó grandes números, consiguió el ascenso a Segunda División al año siguiente y clasificó con el Castilla en esta categoría por encima del Barcelona para convertirse en el mejor filial de España. Tan bien lo estaba haciendo que incluso hubo una pequeña campaña para que le dieran el bastón de mando del primer equipo tras la marcha de Mourinho. Sin embargo, lo que ayer blanco, hoy es negro, muy negro.

Tan negro como que el filial madridista, con sólo 2 victorias en 14 jornadas, huele a Segunda División B. Tan negro el panorama que ha acabado con la destitución de Alberto Toril, meses después de que algunos alzarán la voz y lo propusieran como el futuro Guardiola del Real Madrid. Pero así son las cosas en un deporte donde los resultados mandan, y los resultados en este caso no pueden ser peores.

Resultados en cierto modo hasta lógicos, porque este Castilla es radicalmente distinto al del año pasado. Ya no están Casemiro, Juanfran, Jesé, Morata, Fabinho, los hermanos Fernández Nacho y Álex, Mosquera, el portero Jesús Fernández, Cherysev, Mateos … En definitiva, el equipo prácticamente desmantelado y reforzado principalmente con jugadores del tercer equipo, aparte de otros fichajes tales como Femenía o Cabrera que no han dado el resultado esperado.

El entrenador del C, Manolo Díaz, será el sustituto de Toril, al que van a intentar mantener de algún modo en la cantera madridista. Un Toril que ha sido el primer entrenador destituido esta temporada en Segunda División, una categoría que no se ha caracterizado precisamente por la estabilidad de los entrenadores en los banquillos, y más si nos atenemos a las estadísticas de los últimos años en cuanto a despidos.

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