Robinho regresa al Santos en calidad de cedido

Suele pasar que algunos jugadores brasileños de gran talento pero de igual carácter díscolo, terminan dejando Europa y regresando a su país para volver a sentirse estrellas. En ese grupo, ya podemos incluir a Robinho, que a sus 26 años emprende el viaje de regreso para volver a vestir la camiseta del Santos, equipo que le vio nacer como figura del balompié. En principio, Robson de Souza sólo se marcha para seis meses, ganar minutos y convencer a Dunga para que cuente con él en el Mundial.

Personalmente, me gustaría saber qué es lo que pasa por la cabeza de este chico, porque con todos los entrenadores que lo han dirigido en Europa ha tenido siempre los mismos problemas. Su carrera se puede resumir en una palabra: altibajos. Cuando llegó a Madrid dando pedaladas desde Brasil, nos tenía enamorados con lo poquito que le habíamos visto, pero siempre nos quedó a los aficionados que Robinho pocas veces había dado lo mejor de sí.

Por un berrinche fruto de inmadurez, acabó saliendo de mala manera del Real Madrid con destino al Manchester City, dónde nos ha dejado más de lo mismo: tan rápido se convertía en el líder de su equipo como se diluía sobre el campo. Con la llegada de Mancini al banquillo de los citizens, los problemas aumentaron ya que con el técnico italiano Robinho no era titular. Tocaba otra vez forzar su salida, sonó con fuerza el nombre del Barcelona, pero al final, al Santos.

Por delante, seis meses a préstamo para demostrar a Dunga que está capacitado para guiar a la selección de Brasil en el Mundial de Sudáfrica. Seis meses para reencontrarse con su mejor versión, regresar a Europa y demostrar en la Premier League, de una vez por todas, que es realmente un crack o simplemente uno más por el que se pagaron cifras demasiado altas para lo que vale.

Vïa | AFP

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