La NBA sigue dando que hablar a poco más de un mes de que comience la competición, con traspasos protagonizados por jugadores importantes. Si no ha mucho les tocaba a Kyrie Irving e Isaiah Thomas, que intercambiaban equipos, ahora le ha tocado a Carmelo Anthony, otra estrella de la liga que cambia de aires para la próxima temporada y que se marcha al Oeste.
En marzo de 2014, Phil Jackson aterrizaba en los Knicks. El Maestro Zen, con once anillos como entrenador (seis con los Bulls y cinco con los Lakers), afrontaba un nuevo reto, ahora desde el despacho, el de devolver a la gloria a un equipo sin rumbo y que no ganaba un campeonato desde los setenta, precisamente con Jackson como jugador.
Con la llegada de jugadores como Derrick Rose y Joakim Noah, con Carmelo Anthony como estrella y con la positiva evolución de Porzingis, los aficionados de los Knicks se las prometían felices. O al menos, lo suficiente como para que su equipo fuera más competitivo que en las últimas temporadas. Sin embargo, nada de eso sucedió y el equipo de la Gran Manzana volvió a brindar una desastrosa temporada.
Desde que aterrizó en la NBA, Joakim Noah tenía el sueño de jugar en los New York Knicks, el equipo de la ciudad en la que nació. Su sueño de vestir la camiseta blanca en el Madison Square Garden se cumplió este verano y gracias en parte a la llegada de Derrick Rose a la franquicia de New York, pues su compañero en los Chicago Bulls intercedió para que los Knicks apostaran por Noah.
Phil Jackson quería instalar desde su puesto de director el triángulo ofensivo, y para ello necesitaba en el banquillo alguien que lo conociera. Por eso confió en su momento en Derek Fisher para darle el mando de la franquicia de los Knicks, pese a que era un novato en estas lides de ser entrenador jefe y que no era la primera opción, ni mucho menos.
La noche del draft de la NBA de 2015 se derramaron hasta lágrimas. Los New York Knicks no habían tenido suerte en el sorteo y después de firmar la peor temporada de su historia no iban a elegir hasta en cuarto lugar, pero lo peor para los cientos de fans de los Knicks que se habían colado en el Barclays Center estaba por llegar.
A poco para que comience la liga, vamos a analizar en Altas Pulsaciones como se presenta esta temporada. Equipo por equipo, veremos los cambios que ha habido en la plantilla o en el banquillo y veremos qué objetivos se han marcado para este nuevo curso. Y para comenzar, lo hacemos por la División Atlántico de la Conferencia Este, donde hayamos equipos históricos como los Celtics o los Knicks pero en la que mandan los más jóvenes, los Raptors.
Es prácticamente oficial: los Knicks van a hacer tanking. O sea, los Knicks van a dedicarse a perder el mayor número de partidos posibles para estar bien situado de cara al próximo sorteo del draft. Disimuladamente, claro, aunque en ese sentido no les va a costar mucho disimular ya que, por naturaleza, pierden los partidos sin necesidad de dejarse ir.
La NBA es el lugar perfecto para que jugadores sin currículum y totalmente desconocidos se conviertan en estrellas, prácticamente de la noche a la mañana. Son irrupciones que se dan cada año y que no tienen mucho recorrido, pero que siempre despiertan ilusión y generan muchos titulares en los medios. En los últimos días, hemos visto a dos jugadores que encajan en este perfil.
Vaya inicio de la era Fisher en el banquillo de los Knicks. Su principal valedor, Phil Jackson, no encuentra dónde esconderse viendo el desastroso papel de su equipo, ahora mismo último del Este con el peor balance de toda la NBA (5-32). Hace un mes parecía que ese honor no se les escaparía de las manos a los Sixers, pero que duda cabe que los Knicks están haciendo todos los méritos posibles.
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