Tengo que reconocer que no es un club que me caiga excesivamente simpático. Eso de que un ruso multimillonario compre un club y lo maneje a golpe de talonario no es mi ideal de lo que debe ser el fútbol. Si encima tenía un entrenador como Mourinho, tan extravagante como arrogante y, hay que reconocerlo, buen entrenador, no me lo hacía excesivamente simpático.