Astana es el nuevo objetivo de la justicia francesa
Lo primero que se hace cuando un ciclista español gana un Tour de Francia es dudar de su triunfo, y todo por una de esas leyes no escritas en el deporte que dice que la mayoría de nuestros vecinos franceses no se alegran mucho cuando un deportista español vence en una competición y mucho peor aún si es en su terreno. No hay más que recordar lo mucho que celebraron aquel fatídico Tour de 1996 para Miguel Induraín, o la eliminación de Rafa Nadal en el último Roland Garros.