El temperamento de Spahic, un problema para el Sevilla
El Sevilla no ha comenzado nada mal este curso 2012/13. Le ganó al Real Madrid y casi le gana al Barcelona, y ésta ante los azulgranas es la única derrota que ha sumado un equipo que parece que este año, de la mano de Michel nuevamente, va a conseguir pelear por estar en Europa la próxima temporada. Pero aun cuando las cosas ruedan bien, el Sevilla sigue teniendo un problema: Emir Spahic.
El temperamento del jugador bosnio ya le ha costado más de un disgusto al equipo hispalense, tanto dentro de los terrenos de juego como fuera. Ya el año pasado, Spahic protagonizó trifulcas con algunos compañeros en los entrenamientos, y también con algunos aficionados a la salida de los mismos o al término de los partidos. Es más, incluso lo agredieron unos exaltados lanzándole un vaso tras un partido de Copa del Rey, porque el bosnio respondió a las provocaciones.
Aquello y todo lo que sucedió el año pasado se entendió, o se excusó, dada la marcha que llevaba el equipo por aquel entonces y a lo crispado que estaba el ambiente. Pero ahora, que las cosas van bien, Spahic ha vuelto a protagonizar un hecho lamentable, citándose con un aficionado para pegarse al término del entrenamiento y llegando a las manos con él. Monchi, director deportivo, Martagón, delegado, y su compañero Maduro tuvieron que intervenir para acabar con la pelea.
Del carácter y de la dureza de este ex jugador del Montpellier ya se tenían referencias. En el año anterior a su llegada a Sevilla, Spahic se había perdido nada menos que la friolera de 17 partidos por dos sanciones, una de cinco partidos y la otra de 12 partidos. Ambas venían por el mismo suceso, la agresión a un rival con el codo. Como ven, antes de vestir la camiseta blanca ya se sabía que no era un angelito precisamente.
Aunque hay que señalar que en la liga española todavía no ha sido expulsado, la actitud de Emir Spahic deja mucho que desear y con acciones barriobajeras como estas peleas no deja en buen lugar a su persona, y no digamos ya a su equipo. Y es que si el bosnio no es capaz de controlar su mal genio ni siquiera cuando las cosas van bien, tanto a él que ha empezado más acertado que el curso pasado como a su equipo, entonces ápaga y vámonos.
El Sevilla tiene un problema con Emir Spahic, un problema que puede ir a mayores si, pese a las sanciones o las regañinas que le lleguen desde el club, el jugador incide una vez más en provocar o participar de estas acciones. El club ya le quiso buscar salida este verano, y no me extraña nada que se vuelva a hacer, por mucho que ahora haya formado una interesante pareja con Botía, y es que un jugador que no es capaz de controlar su temperamento a la larga termina dando más disgustos que alegrías.