Los últimos coletazos del Calciopoli

En verano de 2006, se descubrieron unas escuchas teléfonicas que tambalearon todo el fútbol italiano. Era el comienzo del caso que se denominó como Calciopoli una vez más, y decimos una vez más porque no es el primer escándalo que vive el calcio. Hoy, cinco años después, el Calciopoli está dando sus últimos coletazos con las condenas a prisión de sus máximos responsables.

Aquellas escuchas telefónicas fueron el principio de una investigación que destapó una red de amaño de partidos en la que estaban implicados varios equipos de la Serie A, además de miembros del comité de arbitraje. Se descubrió que los árbitros y los que los designaban recibían sobornos por parte de los equipos para obtener arbitrajes favorables. Se pudo certificar que en 2 años, 19 encuentros de liga habían sido amañados.

AC Milan, Fiorentina y Lazio fueron algunos de los equipos implicados, y se les castigó con pérdida de puntos y fuertes multas económicas, pero el equipo más perseguido fue la Juventus, una vez se descubrió que dos de sus dirigentes, Luciano Moggi y Antonio Giraudo, eran los cabecillas de la trama. A la Juve se le quitaron los dos títulos ganados durante esos dos años fraudulentos, y se le descendió de categoría.

Ahora, el Calciopoli está dando sus últimos coletazos una vez el juez de la Fiscalía de Nápoles que lleva el caso ha dictado sentencia sobre las 24 personas que hay imputadas. Sólo 8 han conseguido ser absueltas, mientras que el resto se enfrenta a penas de distinta duración, y por supuesto el que se llevó la peor parte fue Luciano Moggi.

El ex dirigente de la Juventus, inhabilitado, ha sido condenado a 5 años y 4 meses de prisión. Los otros que peor han escapado han sido Paolo Bergamo y Pierluigi Pairetto, ex coordinadores del comité de arbitraje, que han sido condenados a 3 años y 8 meses el primero y a 1 año y 11 meses el segundo. Por supuesto, todos recurrirán su sentencia y el caso aún se alargará un poco más.

La Juventus de Turín también seguirá recurriendo para que se le devuelvan los dos Scudettos que se le quitaron, uno quedó desierto y el otro fue a parar al Inter de Milán. Agnelli ha manifestado que llegará hasta donde haga falta, pero me da a mí que, visto lo visto, lo mejor es que se quede quieto y que no remueva más un episodio ciertamente avergonzante para su equipo.

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